Las comparaciones son odiosas, dicen. Las elecciones también pueden serlo.
¿Estás preparado para viajar en el tiempo?
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Premios HUGO 1966: Tolkien vs Asimov
Estás en 1966, formas parte del jurado popular en los PREMIOS HUGO, y debes elegir cuál es “la mejor serie literaria de todos los tiempos”.
Delante de ti: El Señor de los Anillos y Fundación.
¿Cuál elegirás?
Aquel año, Asimov consiguió el premio. Un duelo de titanes que no merecen ser derrotados, y, sin embargo, solo uno podía llevarse el gato al agua.
Conté esta anécdota en Twitter, y la escritora Ana González Duque me preguntó cuál hubiera elegido yo.
El teclado se quedó en silencio. Cualquier contestación me parecía pecaminosa. Mi cerebro seudo-positrónico se bloqueó, y la Luz de Eärendil no alcanzaba a iluminar una respuesta que señalara a una de las obras como vencedora.
He leído Fundación unas seis veces. El Señor de los Anillos quizá alguna más; y eso sin contar las doce ocasiones que he disfrutado del Silmarillion.
¿Cuál es mejor? Quizá sea imposible dar con la respuesta, y más cuando se trata de géneros distintos: CiFi y fantasía.
¿Pero sabes qué? Me la voy a jugar. Analizaré y compararé dichas obras con la limitada sapiencia de quien se ha leído hasta la saciedad a estos dos autores.
Vamos a ello.
La épica conceptual vs la épica artúrica-mitológica
Un sentimiento épico antagónico. Eso me produce cada una de las obras que estamos comparando.
La épica en El Señor de los Anillos
Tolkien consigue transmitir una épica a través de la mezcla de la mitología propia de las tradiciones escandinavas, junto con lo mejor de las novelas de caballería propias del ciclo artúrico (o materia de Bretaña).
Pero hay más. Hay algo especial en El Señor de los Anillos que es imposible de hallar en siglos de literatura anteriores: la épica del antihéroe. El insignificante hobbit salvador.
¿Un David contra un Goliat? Puede. Pero Frodo no hubiera aceptado jamás ser rey después.
La exaltación de valores de la nimia raza hobbit es un punto diferenciador en El Señor de los Anillos. El poder de la amistad es un elemento muy novedoso en un género de guerreros orgullosos y valientes; de súbditos leales y reyes más o menos magnánimos.
El mérito de Tolkien: hacer un héroe de quienes no poseen la fuerza bruta o la bendición de un poder inhumano. Una evolución muy moderna de las novelas clásicas de caballería.
La épica en Fundación
¿Y que tiene Fundación de épico? La épica conceptual, sin duda.
En Fundación no son los hechos lo que te pone la piel de gallina, sino las conclusiones dialécticas. Al menos así me ocurrió.
Jamás, repito, jamás, he seguido con tanta pasión las conversaciones en una novela. Quizá en algunos diálogos de Platón, por su brillantez didáctica, pero no en el mundo de la ficción moderna.
También los planes son épicos.
En Fundación todos los planes tienen una dimensión gigantesca. No hay pequeños héroes como los hobbits; tan solo personajes que en su afán de cambiar el mundo conocido, se encuentran una y otra vez con que sirven a un plan superior. Un destino forjado por Hari Seldon. Un plan psicohistórico convertido en plan divino, en el que sus protagonistas apenas pueden cambiar las tornas aunque así lo crean.

Y si el plan se desvía, como sucede al final de la trilogía, aparece un nuevo elemento: la segunda fundación. No son héroes, sino soldados de una causa también planificada. Son la herramienta de un trasfondo épico intergaláctico guiado por la razón, y no tanto por la valentía y hazañas de sus protagonistas.
El mérito de Asimov: ponerte la piel de gallina con un plan prediseñado. Hacer que quieras saber las causas, nexos y consecuencias; y no tanto el medio por el que se consiguen los objetivos.
El estilo y la redacción
El estilo y la redacción de El señor de los anillos
El narrador está muy bien conseguido. Es un estilo muy descriptivo y conciso. Muy clásico de forma intencionada; acorde a las novelas de caballería del medievo.
Cuando uno lee El señor de los anillos no parece que sea un manuscrito del siglo XX. Ni mucho menos.
Como anécdota, a Tolkien le denegaron la obtención del Nobel de literatura en 1961 por un motivo bien definido: «no está en modo alguno a la altura de la narración de alta calidad», siendo «de segunda categoría», dicho por el miembro del jurado Anders Österling. No voy a desacreditar a un jurado del Nobel, pero me temo que una vez más el género fantástico sufrió la clásica infravaloración ¿Por qué? El nobel fue a parar a Ivo Andric ¿Lo conoces? Yo tampoco, hasta ahora.
El estilo y la redacción de Fundación
Nunca tuve a Asimov por ser el mejor narrador, ni por tener un estilo vanguardista e innovador. Es notorio su bagaje en el mundo de la NO ficción como divulgador, y en sus obras se percibe cierto aroma didáctico.
No recurre al atractivo indiscutible que proporciona el uso de ciertos recursos literarios, como sí consiguen Bradbury y otros.
Tenía madera de ensayista, eso sí que es innegable.
Era un escritor de ideas, de deducciones, de búsqueda de coherencia… pero su capacidad de maravillar en la redacción queda limitada a la excelente fluidez de su contenido a pesar de los tecnicismos propios de la CiFi dura, y al manejo excepcional en las conclusiones de las dilatadas conversaciones entre sus personajes.
Valoración del estilo y redacción de Fundación y ESDLA
Por mi parte, les concedo un empate técnico. Ninguno de los dos son los mejores en este apartado, pero cumplen de sobra con las exigencias de un lector de sus respectivos géneros.
Los personajes
Los personajes en El señor de los anillos
Muy variados son los personajes de Tolkien. No solo por su personalidad, sino por su propia naturaleza.
Un elfo puede haber vivido casi eternamente, como Galadriel (es más vieja que muchas piedras de Arda). Un enano vive varias vidas humanas. Los humanos y hobbits, son las únicas representaciones similares al homo sapiens.

¿Evolucionan los personajes en El señor de los Anillos? Pues no mucho, la verdad. El destino marca sus vidas, y solo el poder del MAL es capaz de cambiar su identidad. Sí, el anillo único (Bilbo, Frodo, Boromir y Gollum). También el uso de palántires contaminados por el Ojo de Sauron (acuérdate de Saruman y Denethor).
Bajo mi parecer, los personajes están fantásticamente definidos de inicio, pero su evolución es, por lo general, pobre.
¡Ojo! Hay una excepción. Un personaje maravilloso y complejo. De lo mejor que he identificado en el mundo de la literatura ¿Lo adivinas?
Sí, Gollum. Lo transmite todo. Es más que un diez. Un ser atormentado que lucha contra sí mismo. Un drogadicto de un mal que nunca le explicaron. Un personaje capaz de hacerte sentir odio, lástima, cariño, compasión, repugnancia, admiración, humanidad.
En mis lecturas solo encontré un personaje similar en cuanto a cantidad de sensaciones transmitidas: el joven Grenouille de la novela El perfume, de Patrick Süskind. Una comparación alejada, pero si has leído ambos libros sabes a lo que me refiero.
Los personajes en Fundación
¿Acaso evolucionan los personajes en Fundación? Pues poco o casi nada.
Son personajes que sirven al gran plan de Asimov.
Lo intentan. Creen que pueden cambiar las cosas y, al final, resultan ser casi todos peones en la peculiar y compleja partida de ajedrez que el demiurgo juega contra sí mismo. A lo mejor encuentras un alfil o una torre (Hari Seldon, Salvor Hardin, Hober Mallow…), pero nunca una reina o un rey.
El Rey es el plan psicohistórico. Así lo quiso Asimov.
¿Entonces ponemos un suspenso para el gran Isaac con el tratamiento de sus personajes? No, tampoco es para tanto. Pero sí creo que es su punto débil y que lo sabía.

Os pongo el ejemplo de sus personajes femeninos ¿Femeninos? A mí me parecen hombres, si acaso algo sensuales muy de vez en cuando, y poco más. Cada día tengo más claro que Asimov no entendía a las mujeres —ni siquiera a las de su tiempo—. Creo que mi querido Isaac tenía la suficiente inteligencia para proyectar otro modelo de mujer futurista, y no lo hizo. Me temo que le pudieron los prejuicios, y solo le salían bien los personajes femeninos que ejercían de científicos y políticos que no tenían más moral que la de su propio oficio.
Tolkien tiene mi perdón, porque trata novelas de seudocaballería en las que la mujer, por heroína que pueda llegar a ser, suele terminar siendo la princesa de alguien importante; al estilo del escritor Robert A. Heinlein en la CiFi. Y aun así, recoge personajes con cierto coraje que incumplen esta regla en su obra el Silmarillion (Galadriel y Luthien).
¿Qué autor maneja mejor a los personajes?
Yo votaría por Tolkien en este aspecto. Asimov fue listo y sabía que no era su punto fuerte, por lo que prefirió no desarrollarlos de un modo más íntimo.
No obstante, el creador de El señor de los anillos propuso a Gollum como eje vertebrador de la historia con un acierto increíble.
Por otro lado, el tratamiento de la raza hobbit me parece vanguardista y osado. Muestra con ellos el lado más humano y plebeyo del hombre moderno que busca la sociedad del bienestar, alejado de patriotismos y luchas de poder.
Sí, sí. Respeto cualquier opinión, pero la mía es clara. Los personajes de Tolkien me resultan más valiosos en términos literarios.
El bien y el mal
Me es imposible comparar Fundación y El Señor de los Anillos sin tener en cuenta la figura clásica del BIEN y el MAL.
El bien y el mal en El Señor de los anillos
El señor de los anillos tiene una marca muy recurrente en las obras más clásicas en las que la mitología y las novelas de caballería cumplen un papel fundamental: el bien y el mal perfectamente definidos.
Una estructura clásica e inamovible en la voluntad creadora de Tolkien.
El Mal es Sauron. El mal es el anillo. El mal son ciertas razas: orcos, trasgos, humanos corrompidos; y no dejarán de serlo.
No me gusta. Te lo digo de veras. Es fácil de digerir porque estamos acostumbrados a esa característica clásica en los cuentos y novelas con estas temáticas. Yo creo que Tolkien debió experimentar con esta figura y traer al siglo XX un nuevo concepto de moral. No lo hizo.
Gondor y Rohan son los buenos. Los hobbits son los buenos. Los elfos y enanos son buenos (aunque algunos, intransigentes). Demasiado fácil para el lector, pienso yo.
Tolkien tenía un marcado acento conservador y católico, y pudo afectar sobremanera a esta carencia de flexibilidad moral en su obra a pesar de los elementos innovadores que puedes encontrar en El Señor de los Anillos.
El bien y el mal en Fundación
Asimov no concede importancia al bien y al mal.
No hay moral en su obra; solo hechos y decisiones individuales en función de los acontecimientos. Aún así, de poco sirven a causa de la fuerza del plan psicohistórico.
El fin justifica los medios, es una máxima maquiavélica que bien podría servir a toda su obra.
Su preocupación es el progreso de la especie humana. No hay una personificación del bien y del mal, más allá de la puntual envidia o venganza. Ni Hari Seldon era bueno, ni el mulo era malo. Todo ocurre según la simple frase de Ramón y Cajal: Yo soy yo, y mis circunstancias. Todo son causas, consecuencias y, ante todo, reitero, circunstancias.
La aspiración de Asimov tiende al pensamiento unitario como especie. Un imperio no es malo si promueve el progreso de la humanidad en su conjunto.
Con Isaac, el mal y el bien no son más que el conjunto de gotas imperceptibles de forma individual en la lluvia. Una lluvia donde todas las gotas tienen la capacidad de hacer florecer a la humanidad.
Valoración conjunta del bien y el mal en ambas obras
A mi juicio, si bien Tolkien apostó sobre seguro con la dicotomía clásica de buenos y malos, creo que su obra sería aún mejor si hubiera aportado el carácter variante de la moralidad de los seres inteligentes. Creo que su fe ciega en el monoteísmo cristiano le afectó.
Asimov representa un género donde es permisible huir de la moral, que junto con la inclinación humanista y atea de dicho autor, permitió en su obra evadir el cliché del bueno y del malo.
Voy a tener consideración un hecho más. Los dos vivieron tiempos parecidos. Por tanto, considero de más valor la ausencia de moral de Fundación por adaptarse a los tiempos modernos. A Tolkien le faltó un poco de osadía.
Worldbuilding de El Señor de los Anillos y Fundación
Estaba deseando llegar a este punto del análisis, y hasta me siento honrado de hacerlo.
El worldbuilding de la Tierra Media
Existen millones de libros publicados, y mi siguiente aseveración la hago en base a los mil que habré leído.
El worldbuilding geográfico, mitológico y filológico de El Señor de los Anillos, unido a lo expuesto en el Silmarillion… ¡Es el mejor que me he encontrado en el mundo de la literatura!

Y añado el Silmarillion, porque incrementa la belleza de El Señor de los Anillos a niveles insospechados.
Yo he soñado con encontrar la entrada secreta de Gondolin. Me he asomado a la fortaleza de Utumno. He avistado la cima de Meneltarma. También he oído cantar a los Ainur. He atravesado el bosque de Fangorn. Yo… soy un adicto a la ciencia ficción, pero me postro a los pies de quien ha creado un mundo tan maravilloso con pelos y señales.
Para colmo creó un lenguaje. Un lenguaje de una rigurosidad filológica espectacular. Y lo aplicó ¡Qué suerte tenemos!
Puedo decir mucho más, pero ocuparía un post entero.
El Worldbuilding galáctico
Pobre Asimov, con lo bien que lo hizo… ¡con lo grande que es! Pero debo compararlo con El señor de los anillos.
El worldbuilding galáctico de Asimov se fundamenta en dos claves: el histórico y el conceptual.
La trilogía de Fundación también adquiere de una fuerza mayor si encajamos las piezas provenientes de los otros ciclos de su obra. La trilogía de Fundación es también llamada ciclo de Trántor.
Los otros ciclos incluyen los relatos de robots, las novelas con aroma detectivesco sobre Elijah Baley, las obras sobre el imperio y las novelas posteriores a la trilogía que estamos analizando.
Todas encajan como la melodía más perfecta. A los Ainur de Tolkien les hubiera costado cantarlo, Y Eru Ilúvatar se sentiría más que orgulloso.
Quizás Isaac no usó su pluma para plasmar las descripciones habituales en Tolkien, pero estaban en su cabeza; seguro.
Sin embargo, hay un aspecto que me enamoró de Asimov: el Worlbuilding histórico.
Sublime trabajo histórico haciendo uso de una característica muy valorable en la ciencia ficción: la coherencia.
¿Te has percatado de que la trilogía de la Fundación es un espejo exacto de la caída del Imperio Romano?
Asimov era un divulgador histórico del más alto nivel. Tanto, que puede considerarse como el escritor que hizo de las ciencias sociales una verdadera Hard SciFi.
El peligro que amenazaba al imperio galáctico no era otro que la Edad Media (la nuestra). Una edad oscura de larga duración, fruto de errores del pasado.
¿Y qué te encontrarás después?
La era de las religiones: acuérdate de la influencia del cristianismo tras Roma.
La era de los comerciantes: igual que la llegada del mercantilismo en la Europa del medievo.
… no te cuento más.
La psicohistoria es el culmen del reflejo de la dureza que el autor quiere dar a las ciencias que no se rigen por la exactitud absoluta. Una genialidad teórica que aporta un valor incalculable al sentido general de su obra.
¿Cuál es el mejor worldbuilding?
Son diferentes.
El de Tolkien es más descriptivo, y tiene un carácter geográfico, bíblico-mitológico y filológico.
El de Asimov es histórico, sociológico y tecnológico; sin excederse en las descripciones.
Ambos requieren de unos conocimientos específicos en las materias que fueron claves en la formación académica de cada autor.
Creo que requiere mucho más tiempo la creación de Tolkien, pero no por ello puedo considerarlo mejor.
También creo que el ejercicio de deducción es mucho más brillante en Asimov, pero tampoco lo estimaré por ello como un worlbuilding mejor que el presente en la Tierra Media.
Quién mereció el Premio Hugo 1966 ¿Tolkien, o Asimov?
¿Lo tienes claro? Yo… no tanto.
Reconozco mi pasión por la ciencia ficción, y me cuesta ser imparcial. Por eso tienes un artículo de tres mil palabras delante de ti. Necesitaba hacer un concienzudo análisis para emitir mi propio veredicto.
Prepara la hoguera si no estás de acuerdo conmigo. Pero que sea a fuego lento, por favor.

El señor de los anillos es una pasada, pero necesita al Silmarillion para completar el sentido de la obra maestra de Tolkien. Por desgracia no pudo completarlo como era debido. Su hijo Christopher tuvo que pulir un diamante como mejor pudo, y le doy las gracias. Sin embargo, sé que J.R.R. Tolkien lo hubiera hecho mejor.
Si el difunto Tolkien hubiera completado su universo, no tendría ninguna duda.
No es el caso.
Asimov sí completó su Universo, aunque sea con historias intermitentes en el tiempo.
Elijo FUNDACIÓN
Esta es mi respuesta, Ana. La más larga y fundamentada que recibirás en mucho tiempo. Y la que merecía una pregunta tan difícil como la que me hiciste. Mil besos.
Y a ti, lector, lectora… dejo en tus manos ajusticiarme por mi decisión. Justicia dialéctica y piadosa, si lo tienes a bien. Porque como ves, es casi imposible comparar a dos obras tan hermosas que pertenecen a géneros distintos.
Más que nunca, tu opinión es muy valiosa para mí.
Excelente artículo para los amantes de cualquiera de los dos autores. Es curioso, que, pese a la comparación, al final es raro encontrar a alguien que no ame las dos obras. Así que parece claro que ambas tienen un nexo común. En estos días de gran fertilidad en el género, los límites entre fantasía y ciencia ficción tienden a desdibujarse. Y vistas desde esta perspectiva, ambas obras me dan la sensación de que Tolkien era en cierto modo escritor de ciencia ficción, porque su obra tenía elementos esenciales del cuento de hadas (imprescindible su ensayo sobre el tema), que me gusta encontrarme en las obras de ciencia ficción que leo. Y hay un aura de cuento de hadas innegable, al menos según como yo interpreto la obra, en la Fundación.
Son de ese tipo de obras capaces de atraer para siempre a un lector hacia un género que desconocía. Magníficas.
Por lo demás, soy muy purista al definir la ciencia ficción, y aunque pueda disfrutar de los elementos más fantásticos, un exceso de estos alimenta en mi cabeza la idea de que en verdad estoy leyendo una obra de fantasía. Por cierto, con lo que me has dicho, imagino que Clifford D. Simak debe gustarte mucho de entre los clásicos, ¿me equivoco?
Y gracias por pasarte, Eusantis.
¡Ha sido gozoso leerte! Coincido contigo en que el Simarillion es piedra angular de la trilogía del Señor de los anillos. Gracias por la sesuda reflexión, creo que necesito releer fundación, la leí muy pequeña y casi no la recuerdo.
Gracias, Vicky. El Silmarilion fue lo que me abrió las puertas al género fantástico. Y Asimov, tras Verne, quien me hizo descubrir la belleza de la CiFi. Recuerda que Fundación tiene su propio “Silmarilion” detrás, aunque esté compuesto por novelas y relatos independientes; por si te animas a leer esas historias que comienzan por los relatos de robots, las tensiones entre la Tierra y sus colonias, y el camino posterior hacia la formación del imperio galáctico.
Pues yo creo que has sido un valiente. Si me hicieran a mi esa pregunta, escondería la cabeza en un agujero, cual avestruz. No soy capaz de elegir. ¿Por qué hay que elegir? Suerte que nunca seré jurado de ningún premio, y suerte que nací después de eso…
Me piqué conmigo mismo, Consuelo. Ana me hizo la pregunta y… uf… traté de abstraerme de mis gustos y tendencia a la CiFi para responder con toda la imparcialidad que puede permitirse un declarado fan de Isaac. Hay veces que un escritor nos fascina, aun conociendo sus tremendos puntos débiles (como los tiene Asimov). Supongo que la magia que nos hechiza está en sus virtudes; aunque sean con cuentagotas.
Me ha encantado. Yo elijo “El Señor de los Anillos”, a pesar de que ambas me gustaron. Por muchas de las razones que has dicho (worldbuilding (increíble lenguaje élfico), personajes (Sí evolucionan, me enamora la transformación de Aragorn, entre otras). Pero es que siempre tiro más por fantasía que por cifi. Gracias por el maravilloso post.
Eran los años dorados de la ciencia ficción. Estoy seguro de que el jurado se vio afectado por ello, y también por esa reticencia clásica hacia el género fantástico. El trabajo de Tolkien fue brutal. Cómo lamento que no desarrollara aún más su universo (droga absoluta). Muchas gracias por comentar.