«Todo empezó un día de otoño de 1932 en que el Señor Eléctrico me dio los dones».
Ray Bradbury
Ray Bradbury afirma que fue en una feria cuando encontró a este personaje que supuso un cambio en su vida. Desde ese momento no dejó de escribir cuentos; uno a cada semana durante los siguientes diez años.
Aquel encuentro supuso el detonante para forjarse como escritor en una vida de pasiones y alegrías, de fiebres y delicias, de amores y desilusiones, de todo lo que una vida plena confiere a un escritor con entusiasmo.
Índice
Los libros de Ray Bradbury
Quien haya leído los libros de Ray Bradbury no estará del todo seguro en ponerle la etiqueta de autor de ciencia ficción. Hay obras notables como Farenheit 451 o Crónicas marcianas donde es más evidente la pertenencia a este género, pero no es menos cierto que cuando lees sus historias, sabes que hay algo más. Magia o fantasía lo llaman muchos. Pero es la pasión lo que le diferencia de otros autores.
Solemos relacionar la figura del escritor como un sufridor, un esclavo de sus pensamientos en constante lucha consigo mismo, delante de la máquina de escribir, tratando de abrirse camino; como en una dura pelea entre el hombre y la tinta, entre las ideas y las letras. Sin embargo Ray Bradbury no percibe esta contienda. Él concibe la creación literaria como el juego que todo niño espera encontrar cuando despierta.
No se trata, pues, de batirse en armas, sino más bien de alzarse en pasiones. Disfrutando, esperando el preciado momento para sacar a la luz las mil y una historias que tiene dentro.
Mil y una historias: cuentos. Sí, cuentos, que al fin y a la postre son la delicia condensada de cualquier historia.
Porque en los cuentos, como decía Julio Cortázar aludiendo al símil pugilístico, es «ganar por nocaut mientras que en las novelas se gana por puntos».
¿Pero dónde están las novelas?
Los cuentos más famosos de Bradbury: Crónicas Marcianas
Esto lo descubrió Ray Bradbury allá por el año 1949 cuando se presentó en Nueva York con su esposa embarazada en Los Ángeles con 40 dólares en el banco. Ray llevaba sus cuentos; sus crónicas marcianas con la intención de publicarlas. Fue entonces cuando un editor le abrió los ojos y le dijo que ya tenía una novela. Solo debía unir las crónicas con un hilo conductor para que tomaran forma, y así salió a la luz Crónicas Marcianas.
Constelaciones, estrellas, el ser humano observando el espacio y hallándose a sí mismo, la migración del hombre blanco en el mundo de los negros, los viajes interestelares, la lucha interior, una noche estrellada, un amor, la soledad, y más, mucho más podrás encontrar en esta novela… Todo se concentra de forma exquisita en esta obra de ciencia ficción.
Tal vez aquello que nos empuja hacia el abismo del hambre y la necesidad acaba llevándonos también por la senda del éxito creativo. Las pésimas condiciones económicas en las que Ray Bradbury tuvo que hilar las crónicas marcianas lo catapultaron como en una de sus naves interestelares.
También es curioso saber cuánto dinero invirtió Ray Bradbury en El bombero, el borrador que luego se convertiría en Fahrenheit 451: ¡Nueve dólares!
El libro de Ray Bradbury más cercano a la ciencia ficción: Farenheit 451
Ray escribía en máquinas de escribir que funcionaban con monedas en un sótano de la biblioteca de la Universidad de California. Un buen lugar para crear un mundo sombrío donde la misión de la brigada de bomberos no era sofocar fuegos, sino provocarlos para quemar libros.
Esta novela ha tenido una gran repercusión en el mundo. El mismo autor declaró:
«Es curioso, en mi país cada vez que surgía un problema de censura salía a relucir como paradigma de la libertad Fahrenheit 451 (…) Vivimos en un mundo que nos absorbe con sus normas, con sus reglas y la burocracia, que no sirve para nada. Hay que tener mucho cuidado con los intelectuales y los psicólogos, que te intentan decir lo que tienes que leer y lo que no».
Relatos de Ray Bradbury: El hombre ilustrado
Dos años antes, en 1951, salió a la luz otro conjunto de relatos de ciencia ficción bajo el título El hombre ilustrado.
Quien tenga en sus manos la edición con el prólogo del mismo Ray Bradbury, podrá constatar la eterna pregunta que todo autor de ficción se formula antes de iniciar un relato: ¿Qué ocurriría si…?
¿Qué pasaría si un hombre pudiera encargar un robot marioneta que fuera una réplica exacta de sí mismo? Y ¿qué pasaría si cuando sale de noche deja al robot con su mujer? Marionetas, S.A.
¿Qué pasaría si aterrizas en un mundo lejano justo el día en que Cristo se ha marchado a otra parte? El hombre.
¿Qué pasaría si puedes crear un mundo dentro de un cuarto, que cuarenta años más tarde será llamado Realidad Virtual, y meter a tu familia en ese cuarto con paredes que operan sobre las psiques y desencadenan pesadillas? La pradera.
¿Qué pasaría si la gente de color arribaran a Marte antes que nadie, echaran raíces, construyeran ciudades y se prepararan para recibir a los futuros colonos, los Blancos? El otro pie.
Todos estos son ejemplos de la capacidad de imaginación de Ray Bradbury. Muchos de ellos, más tarde, se convirtieron en novelas o formaron parte de ellas. Bradbury ganó por nocaut, y también ganó a los puntos.
Uno de estos relatos, Caleidoscopio, fue incluido en innumerables antologías y apareció como texto en colegios y escuelas. Los tripulantes de una nave vagan por el espacio después de que su nave se partiera en pedazos. Todos ellos flotan o se precipitan hacia la tierra o la luna, y saben que en pocas horas morirán. Se convertirán en una luz fugaz en el firmamento, entre las estrellas. Serán el soplo de color incandescente de un meteoro humano.
Un relato que se ha llevado en multitud de ocasiones a escena en las escuelas y centros culturales. Y sin embargo ¿Cómo mete usted un millón de millas de espacio interplanetario en un tablado de colegio?
Pues haciéndolo, y después de la obra no queda nadie indemne de un derroche de sentimientos.
La trilogía de la ciudad verde: libros de fantasía del Bradbury más personal
Posteriormente, en 1957, y entre muchos ensayos, poemas y cuentos, apareció publicado El vino del estío.
El vino del estío
Una novela de corte autobiográfico que narra las experiencias de Bradbury en la década de 1920 cuando contaba con doce años.
En el verano dorado de Illinois se elabora una bebida embriagadora de dientes de león. Todos, cuando eramos niños, hemos vivido ese verano interminable de cambios y enigmáticas sospechas. El paso a la edad adulta de la mano del mago Bradbury que nos llevará por Waukegan a descubrir viajes en el tiempo, zapatillas mágicas y máquinas para todos los propósitos.
La feria de las tinieblas y El verano de la despedida
La feria de las tinieblas (1962), se puede considerar una secuela otoñal de El vino del estío. Los personajes principales son dos chicos de trece años en la ciudad natal de Ray Bradbury: Waukegan. En esta singular feria conoceremos al Señor Eléctrico, propulsor de la obra de Ray Bradbury. La novela es de corte fantástico y terrorífico, donde también aparece el hombre ilustrado: ese singular personaje que lleva todo su cuerpo tatuado con dibujos que cobran vida. Una feria muy singular con un carrusel capaz de hacerte cumplir años según en qué sentido gire.
Ray Bradbury publicó en 2006 El verano de la despedida, con la que conformaría, junto con las dos anteriores, la trilogía de Ciudad verde.
Esta trilogía ha sido mucho más exitosa en lengua anglosajona, por lo que aún se sigue conociendo como Green Town.
La fantasía en los libros de Bradbury: El árbol de las brujas
En El árbol de las brujas, publicado en 1972, nos vemos inmersos en la noche de Halloween. Una pandilla de niños se verá envuelto en un viaje por los lugares del mundo donde se celebra el día de los muertos. La cuestión la conocemos: ¿Truco o trato? Pero cuidado, en el caso que nos ocupa está en juego la vida de uno de los chicos de la pandilla.
Tanto en «La feria de las tinieblas» como en «El árbol de las brujas», volvemos a encontrar al Bradbury más fantasioso y menos cifi. Pero en cualquier caso la impronta de un estilo poético queda reflejado en todas sus novelas.
Los libros de Ray Bradbury y su relación con la poesía
“Lea usted poesía todos los días. La poesía es buena porque ejercita músculos que se usan poco. Expande los sentidos y los mantiene en condiciones óptimas. Conserva la conciencia de la nariz, el ojo, la oreja, la lengua y la mano. Y, sobre todo, la poesía es metáfora o símil condensado. Como las flores de papel japonesas, a veces las metáforas se abren a formas gigantescas. En los libros de poesía hay ideas por todas partes; no obstante, que pocos maestros del cuento recomiendan curiosearlos”.
Ray Bradbury
Toda obra literaria que se precie debe contar con la idea y el estilo. Y en los libros de Bradbury se unieron ambos conceptos.
Bradbury nos enseñó que con entusiasmo todo se consigue; que la belleza se puede encontrar en cualquier ficción por muy distópica que sea. Sus textos son poemas fantásticos de prosa, sus diálogos son verdades inmutables de personajes que vivirán en nosotros en un futuro próximo o en un pasado lejano.
Ray Bradbury es todo es y más. Fue escritor, poeta y guionista. Cuenta con innumerables galardones entre los que figura el Gran Maestro por la Asociación de Escritores de Ciencia Ficción de América. Fue el guionista de Moby Dick. Obtuvo un Emmy por el guión televisivo de «El árbol de las brujas». Escribió novelas de no ficción, de las que destaco Zen en el arte de escribir, pero ante todo Bradbury fue un soñador entusiasta.
¡Gracias, Ray! ¡Gracias, Señor Eléctrico!
El autor de este artículo es Santiago González Torrejón, un enamorado de la ciencia ficción. En las distopías y ucronías es donde se halla más confortable.
Ha publicado tres novelas desde 2015, año en el que encontró su serendipia: escribir, una pasión oculta que estuvo presente desde su juventud.
Puedes encontrar a Santiago en sus RRSS y en su web.
Agradezco a Santiago tan interesante colaboración. He escrito sobre muchos escritores, pero a pesar de la admiración que siento por Ray en su forma de redactar, mi preferencia por la ciencia ficción creíble siempre me alejó de otros libros de Bradbury que, gracias a él, ahora conozco.
De Ray Bradbury jamás olvidaré el comienzo del relato La gran lluvia. ¡Olvida que esa lluvia es en Venus y además es imposible! Os lo recomiendo, sin más. Este autor revuelve los sentimientos y las emociones con palabras. A veces simples, pero encadenadas con sumo acierto para que no solo te entren por la vista, sino también por el olfato, el oído, el tacto… ¡Es un mago de las palabras!
Se cumplen 100 años de su nacimiento, pero las palabras escritas duran mucho más que la carne. Y su poesía, imperecedera y mal escondida en toda su prosa, inundará tu mente y potenciará el placer de leer los libros de Bradbury.
Un auténtico maestro de la ficción. Tiene una visión muy especial a la hora de desarrollar sus mundos, y me transmite siempre una enorme ansiedad fascinante al leerlo. Tengo pendiente El hombre ilustrado, creo que caerá pronto.