Nací en los 80 y el tema de la sobrepoblación siempre estuvo presente en la escuela. A veces me asombra cómo ha perdido importancia en los debates de opinión pública en las dos últimas décadas. El crecimiento exponencial de la población humana queda bien reflejado en esa gráfica cronológica con aspecto apocalíptico.

Por mucho que frenemos esta alocada tendencia, cuesta creer que regresemos de forma natural a los niveles previos a la revolución industrial. Por otro lado, adelantar la colonización espacial no es una solución viable, ni sostenible, ni realista.
Hay voces que aseguran que el rápido avance tecnológico dilatará de forma indefinida la capacidad de sustento de una población creciente. Otras previenen que el punto de inflexión está cerca y se activarán mecanismos sociales que harán mella en la población (guerras, hambrunas, desigualdad…). Por último, hay una corriente que admite creer que las sociedades tienen una función autorreguladora, como la que explica el descenso de la natalidad en las sociedades más avanzadas a final del siglo XX.
Es posible que las tres teorías sobre la sobrepoblación tengan su pequeño trozo de verdad.
Existen mecanismos para controlar la población de las especies. Algunos provienen de la propia naturaleza, otros son de naturaleza humana, y por último te contaré los mecanismos que ha ideado la humanidad para solucionar la sobrepoblación mediante la ingeniería demográfica; aunque eso será en el próximo artículo, donde nos adentraremos en el terreno de la superpoblación y la ciencia ficción.
Índice
Mecanismos reguladores de la naturaleza
Nos quedan por conocer muchos entresijos de la naturaleza, pero el potencial de su fuerza es patente si observamos la historia de nuestro planeta. Salvo la última extinción masiva, todas las anteriores tuvieron un componente natural clave. Es un hecho.
Epidemias
La enfermedad nos ha acompañado siempre. No obstante, la humanidad ha luchado con relativa eficacia ante la única arma de la naturaleza que puede mermar a una especie en intervalos cortos de tiempo —con la excepción de supervolcanes y amenazas extraterrestres—.
La peste se llevó a media Europa a la muerte. La viruela, el tifus, la tuberculosis, el SIDA… Ahora nos reímos del sarampión y la varicela, pero hace siglos a nadie le venía una sonrisa al escuchar esos nombres.
Si has topado con los años 80, aunque sea de manera breve como yo, habrás visto los estragos que causó el SIDA y el pánico que desató a nivel mundial. A día de hoy 35 millones de personas conviven con esta enfermedad que por suerte ha visto reducida su capacidad de matar a causa de los avances en medicina.
¿Sabías que el escritor Isaac Asimov murió al infectarse de SIDA en una transfusión sanguínea?
Los avances en medicina han elevado la esperanza de vida a niveles utópicos para nuestros antepasados. La consecuencia directa es una elevación de la población existente. Si aumentan la poblaciones generacionales en un momento dado, se incrementa por tanto el número de habitantes con edad de procrear, y dará lugar a mayor número de nacimientos.
La mala noticia para los humanos es que una nueva epidemia vendrá, al igual que la gripe del 18. Y se llevará millones de vidas porque no podremos responder inmediatamente a su virulencia. El virus de la gripe es muy especial porque muta todos los años, lo que hace imposible crear una vacuna efectiva. En 1918 se llevó ochenta millones de vidas ¿Cuántas se habría llevado en el presente? En un mundo interconectado y globalizado como el nuestro la propagación sería muy rápida.
Competencia interespecie
No confío en que los simios se rebelen; ni falta que hace. Las plagas de langostas han mermado durante siglos poblaciones humanas que han quedado presas de la inanición. Mosquitos portadores de enfermedades que sólo afectan a nuestra especie. La superioridad del ser humano no es tan clara, aunque así lo creamos. Formamos parte de una compleja cadena donde la supremacía de la humanidad no garantiza la supervivencia; incluso la obstaculiza en ocasiones, viendo la huella que hemos dejado en la Tierra.
Con los siglos, el ser humano ha exterminado a especies salvajes para poblar nuevas tierras, o bien para minimizar peligros. La extinción ha sido nuestra arma para evitar aquellos componentes de la naturaleza que obstaculizaban el progreso. Hemos aniquilado a nuestros depredadores; es la triste historia de la reciente extinción masiva provocada por nuestra especie.

Aún así, los mosquitos siempre nos superaran en número, y nunca debemos descartar sorpresas desagradables a causa de organismos microscópicos o esporas.
Cuando en la ciencia ficción se habla de especies sintéticas y de la posibilidad de rebelarse contra sus creadores, estamos hablando de esta misma competencia.
Ciclos climáticos
Un fenómeno natural que siempre regresa. En nuestro caso recordamos el más común: las glaciaciones.

No nos hemos visto obligados a reaccionar ante un evento de tal magnitud, ni tenemos la seguridad de la velocidad a la que se produce ese cambio de temperatura. Lo que sí es seguro, que 8000 millones de personas no sobrevivirían a una Tierra azotada por la nieve eterna y todas sus consecuencias.
La última glaciación concluyó hace 12000 años, y ya estaba el homo sapiens comenzando a ejercer su dominio. Es más, aprovechó las aguas heladas para conquistar terreno americano desde el continente asiático.
Aunque no sea un fenómeno natural, el cambio climático provocado por el hombre está recibiendo respuesta por parte de la naturaleza. Algunas de esas revelaciones podrían ser desconocidas y llevarnos a un punto de no retorno con consecuencias indeseables. De momento tenemos las más visibles observando la tendencia de los termómetros en los últimos 150 años.
Catástrofes cósmicas o naturales
Pueden ser extraterrestres, como los grandes meteoritos que, cada mucho tiempo, chocan con nuestra superficie pudiendo creando un caos de dimensiones bíblicas. No son comunes, pero volverán, y que no lo veamos nosotros no significa que algún día otra generación futura no pueda estar citada con ese bello y mortal acontecimiento.
También pueden ser terrestres. Terremotos, tsunamis, inundaciones… y hago especial hincapié en supervolcanes, porque al igual que los meteoros siempre vuelven a llamar a nuestras puertas, y sus consecuencias exceden a las de un invierno nuclear masivo.
¿Entonces los apocalipsis cósmicos quedan para la ciencia ficción?
Mejor digamos para el futuro, porque ocurrirá. De la misma manera que sabemos que la galaxia Andrómeda colisionará con la nuestra. Otra cosa bien distinta es que algún humano tenga el honor de presenciarlo.
Muchas voces claman en la actualidad por crear un sistema de defensa contra meteoritos, a sabiendas de que es una inversión extraordinaria. Es porque llegará. Lo sabemos. Y el precio del impacto sería… altísimo.

También estamos indagando en como frenar a los supervolcanes, que son unos verdaderos cambiaplanetas. Tenemos unos cuantos repartidos por el planeta y están aletargados, pero se mueven. Sí, se mueven. Y lo puedes ver en cualquier documental que trate sobre la caldera enorme que se aloja bajo el parque Yellowstone, y que verás despertar en la película apocalíptica 2012.
Mutacionismo o separación de especies
Nos alejamos de Darwin y nos acercamos a Mendel.
Cuando una especie sufre una mutación positiva y prospera, con el tiempo pasa a convertirse en otra especie. Ante cualquier acontecimiento extintivo aumentan las posibilidades de sobrevivir por parte de una de ellas. Sin embargo funciona como una apuesta, por lo que la población disminuye a cambio de incrementar las posibilidades de supervivencia.
Así ocurrió con el homo sapiens y el neandertal. También con la mariposa de los abedules (Biston Betularia) que poblaba de Inglaterra, cuya mutación a negras en tiempos de la revolución industrial permitieron su supervivencia, desapareciendo las originales con tonos blanquecinos que no cambiaron color.
Para hacer frente a este mecanismo regulador, la humanidad tiene en sus manos las bondades de la reciente ingeniería genética. Tenemos la opción de mejorar a nuestra especie usando a la ciencia, y parece que en un futuro será crucial. La injusticia llama a las puertas de esta posibilidad puesto que… ¿Tendremos todos igualdad de acceso a la futuras modificaciones genéticas?
Mecanismos reguladores de la humanidad
La especie humana dispone de mecanismos propios reguladores de la superpoblación. Ninguna otra especie conocida es afectada por estos factores que de manera involuntaria siempre pueden mermar las poblaciones humanas.
Hambruna
Cuando la población de una especie no puede ser abastecida por los recursos alimenticios que les rodean, aparecen las muertes derivadas de la inanición. En el reino animal es el mecanismo natural y definitivo que evita la sobrepoblación.
El ser humano se distinguió del resto de la vida terráquea por disponer de más opciones que cazar o recolectar. La tecnología para producir recursos alimenticios aún no ha podido acabar con el hambre en el mundo. La desigualdad económica mundial, y los efectos del cambio climático y la huella nociva del hombre en la naturaleza, sigue siendo la causa de que nuestra hambruna sea la más compleja de entender en todo el reino animal.

Los individuos se vuelven más receptivos a enfermedades, bien por deficiencias nutritivas o por consumo de productos en mal estado.
En 1845, a causa de un hongo que liquidó la producción de patata, murieron casi un millón de personas en Irlanda a causa del hambre y las epidemias resultantes. Otro millón emigró a EEUU. La isla se quedó en la mitad de habitantes.
Especial mención a las hambrunas actuales cuyo origen se haya en el comportamiento del hombre: guerras, cambio climático, extinción de especies. Los elementos reguladores están interconectados, y suele ocurrir que el Hambre aparece como consecuencia de muchos de los otros mecanismos.
Guerras
La sobrepoblación desencadena una lucha por los recursos, lo que viene a significar un conflicto bélico en términos humanos.
Los animales tienes sus mecanismos para luchar por territorios, y nuestra especie ha creado el concepto de la guerra letal. La posibilidad de exterminar a tantos individuos en tan poco tiempo solo está al alcance de la humanidad.
Más de un ciervo se habría quedado en shock al pasear por el campo de Batalla de Leizpig (1813) con más de cien mil muertos. Número similar al que provocó una sola bomba nuclear anticuada en Hiroshima (1945). «¿Por qué no mandan a los dos machos alfa a pelearse para disputar el territorio?», se preguntaría el ciervo; pero ese no es el estilo de la humanidad. Somos más… sofisticados.

La guerra no es solo exterminio de soldados y civiles mediante armas. Es también hambruna, destrucción de infraestructuras, epidemias, crisis económica, falta de abastecimiento….
¿Qué esperar en el futuro? Pues la impresión de que con las armas actuales, las grandes guerras serán muy rápidas, y previsiblemente muy nocivas para la humanidad. Una guerra nuclear se ganará en días, no en años: pero la huella que dejará será letal. EEUU y Rusia acumulan la gran mayoría del arsenal nuclear (15000 cabezas), y ninguna de ellas es tan retro como la Enola Gay apagó tantos corazones en Japón.
Genocidios
El exterminio de una parte de la población por parte del estado ha sido una práctica puntual, pero no poco habitual en la historia.
A todos nos viene a la memoria el holocausto judío. Sin embargo no es el único; ni el más masivo ni el más reciente.

Los cristianos fueron perseguidos mucho tiempo por el Imperio Romano; los judíos han tenido una persecución histórica digna de análisis; los gitanos nunca han sido bien recibidos durante toda su historia; los nativos americanos vivieron su propio apocalipsis tras la llegada masiva de los europeos; los musulmanes sufrieron muchas bajas hace menos de dos décadas tras la guerra de Yugoslavia; abundantes minorías han sido exterminadas o castigadas hasta el presente, como viene ocurriendo en Birmania con los Rohinyá.
La lista es ofensivamente corta, pero nos llevaría varios post extra analizarlo con profundidad. La cuestión es que tendemos a creer que el genocidio es algo que pertenece al pasado, y no tenemos ninguna prueba que demuestre tal tendencia positiva, y sí la suerte de haber vivido un periodo de relativa paz. Los genocidios no son ni una ficción, ni mitología arcana.
Desigualdad
Los humanos nos regimos por un sistema de países o naciones. No buscamos el equilibrio entre los miembros de la comunidad terrestre, sino en cada uno de los territorios que gestionamos. Y que lo busquemos no significa que lo consigamos.
La realidad es que los recursos económicos están muy mal repartidos, y esta tendencia se va incrementando. Parece una burbuja que finalmente estallará, pero no sabemos cuándo.

La desigualdad económica desencadena el resto de elementos reguladores de la población, tales como las guerras, la hambruna y la enfermedad.
Voluntad de procreación y tecnología.
¿Y quién dijo que los anticonceptivos no son tecnología? En las sociedades más modernas se ve con claridad cómo se ha detenido la tasa de natalidad desde finales del siglo XX. La separación de iglesia y estado también ha beneficiado esta disminución de la natalidad que hubiera sido mucho menor sin la educación sexual presente en nuestros días.
Por otro lado, la voluntad de procreación no es tan grande como en siglos anteriores, cuando tener hijos era sinónimo de mano de obra barata y fiable, u objetos comerciales a intercambiar por dotes económicas.
Retrasamos la decisión de tener hijos por motivos socioeconómicos, los valores han cambiado de manera muy profunda en ciertas sociedades actuales. Todo esto nos lleva al último punto.
La cultura y la religión
Se puede fomentar evitar la superpoblación a través de la religión y la cultura.

La prohibición de la poligamia es un buen ejemplo de estas posibles medidas, así como el fomento de las libertades de la mujer que no ha querido ser estigmatizada por el mero hecho de expresar su voluntad de renunciar a ser madre, o serlo una una vez más.
En otros tiempos tuvieron mucha aceptación los eunucos, llegando a ser centenares de miles los voluntarios para recibir tal honor; que en la práctica se traducía en privilegios que de otro modo jamás habrían conseguido.
Conclusiones e introducción a la Ingeniería demográfica
La humanidad ha tenido la osadía de luchar contra la naturaleza, y todo para evitar un equilibrio natural que nuestra supremacía actual no contempla. A diferencia de las formas de control de la ingeniería demográfica, los mecanismos que te acabo de mencionar no son controlables; ni siquiera las guerras, aunque te lo parezca. Por eso luchamos por detener estos mecanismos como solución a los problemas de la sobrepoblación, porque son ya no son tan imprevisibles ni tan aleatorios. Y sin embargo, SIEMPRE LETALES Y PRESENTES.
No será igual en mis próximos artículos, donde hablaré acerca de esos mecanismos que solo son posibles debido una voluntad dirigida por parte de los estados. Una ciencia que será, aunque quizá aún no se la llame como tal: la ingeniería demográfica.
¿Quieres un adelanto?
Me parece que lo que decís es muy interesante. Seguí así!!!!
Gracias de verdad me sirvio mucho
Hola, sobre mucho de lo relacionado con este post acabo de terminar una novela llamada el club Darwin, que relaciona mosquitos con epidemias y superpoblación. El autor debe ser científico con lo que la novela está escrita con mucha base científica
Pues hace relativamente poco que su autor se puso en contacto con la web. Sin duda esta página tiene mayor debilidad por la ciencia ficción que más se acerca a la ciencia (aunque fuere en su vertiente más social). Gracias por el aporte.
me ha gustado que plantearas este tema
Gracias, Dolores.
está bien Expresado todo lo que dices
Gracias, Josep. Disculpa que no publicara tus siguientes respuestas, y entiendo que puedan enervarte algunos comentarios, pero supondría desviarnos del tema principal. Un saludo.
Olvidaste la HOMOSEXUALIDAD
Hola, Juan. No considero la homosexualidad como un mecanismo natural que regule la sobrepoblación. Sí es posible, como indico en el post sobre ingeniería demográfica y social, que un estado de sobrepoblación provoque (por intereses políticos) una mayor aceptación del colectivo LGTBI. Y que, por el contrario, un estado de infrapoblación tenga una excusa para desincentivar cualquier orientación sexual diferente a la heterosexualidad. En cualquier caso es una mera especulación basada en una lógica sin tener en consideración aspectos éticos.
Responsabilidad sexual es la solución, y leyes en todos los países. Es la solución tan fácil a un gran problema sin que nadie sufra.
No lo veo tan fácil en un mundo con más de 250 países e intereses enfrentados. El peso demográfico del sudeste asiático está siendo crucial para que la economía del clásico mundo occidental se tambalee para… quizá… terminar cayéndose. La superpoblación en oriente medio y ciertos países del entorno (África, Asia y Oceanía) provocará un sorpaso de la religión islámica frente a la cristiana en 2070, según un estudio de Pew Research. Con tantos países, a algunos les convienen estrategias distintas a las del control poblacional.
¡Hola Alejandro!
Me encanta que hayas tratado este tema ;). Creo que muchas de las historias que más nos gustan empezaron con un pensamiento similar. De hecho, varias de mis historias empiezan exactamente por pensar en cómo reducir la población, qué pasará cuando se acaben los recursos o qué pasará si un loco megalomaníaco y con un poder enorme dirige la nación más poderosa del mundo…. ah, espera, que esto último ya ha pasado :P
Aunque confío en que no lleguemos al absurdo caso de la destrucción mutua con una guerra, sí que veo probable que algún país sin escrúpulos termine sembrando la muerte y la destrucción de manera selectiva con algún virus genéticamente modificado, o con racionamientos extremos, o…
En fin, que más nos vale dejar de mirarnos el ombligo dentro de la tierra y empecemos a mirar hacia las estrellas.
Un abrazo,
David Olier
También es para mi literatura un tema muy recurrido.
Los mecanismos naturales son la base de muchas novelas, películas y videojuegos apocalípticos. Los mecanismos humanos —los incontrolables—, son un manjar para la CiFi; es la impotencia de nuestra especie ante la máxima homo homini lupus.
¿Sabes? Igual que nos reimos de los valores de hace 200 años, nos sorprenderíamos del desprecio hacia nosotros de los nacidos en el S.XXIII ¿Se reirán del derecho a la vida que tanto valoramos en el presente? Mi próximo artículo versará sobre la “Muerte programada”, una serie de post en los que trataré de mostrar las muchas formas de controlar la población mediante la ingeniería demográfica.
Gracias por tu visita, David.